¿Alguna vez ha estado en un almuerzo en el que todos sus invitados bajan la cabeza y, teléfono en mano, se sumergen en el infinito mundo del ciberespacio? Hernando Sánchez vivió no hace mucho tiempo esta incómoda situación. Almorzaba con tres colegas en un restaurante de Bogotá cuando de repente notó que todos ellos se dedicaron a interactuar con el cuarto invitado de la mesa: el celular. Los tres estaban chequeando su cuenta de Twitter mientras que Sánchez, a quien le acababan de robar el suyo, tuvo que resignarse con mirar para el techo. Por primera vez se sintió víctima de la tecnología y constató lo aburridor que puede ser ir a almorzar con amigos y perderlos por culpa de otros que ni siquiera estaban presentes. "Me sentí completamente apartado y con la sensación de que ellos vivían una experiencia de la cual no podía participar. Cuando hablan por teléfono, al menos se escucha parte de la conversación, pero con Twitter los tres se perdieron en el ciberespacio".
Este tipo de situaciones ha hecho que la urbanidad de Carreño, y en general la etiqueta, que se creía era un asunto pasado de moda, vuelva a estar vigente, pero esta vez con versión adaptada a las situaciones que se dan en los nuevos tinglados virtuales como Facebook, Twitter, Flickr y los chats. Todos hablan del tema. Incluso Judith Martin, una experta en protocolo de la vieja guardia, más conocida como 'Miss Manners', ha tenido que referirse a la urbanidad en la red debido a que la gente vive en un mundo cada vez más conectado sin dominar el lenguaje tecnológico ni conocer a fondo las carencias del medio.
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